“Aunque el precio ha bajado mucho, la lavanda sigue
siendo más rentable que otros cultivos”
La
cooperativa del Campo posee en Caleruega la mayor extensión de lavanda de la
provincia de Burgos
Miguel posa en
los campos de lavanda de la cooperativa de Caleruega LORETO VELÁZQUEZ
Aranda
Actualizado: 04.06.2024
| 10:12
La lavanda se
ha convertido en los últimos años en reclamo turístico de muchos pueblos, pero
¿Cómo es de rentable para los agricultores? Miguel Cebrecos, jefe
de cultivos de la Cooperativa del Campo ‘La Burgalesa’ (Caleruega),
lo tiene claro: aunque la llegada de lavanda de otros países como Rumanía o
Bulgaria ha bajado mucho el precio, todavía sigue siendo un cultivo interesante
y rentable. “Prueba de ello son las 20 hectáreas que hemos sumado este año y
las 30 que plantaremos el que viene”, adelanta.
Con 228
hectáreas plantadas, la cooperativa del Campo ha convertido a Caleruega en el
municipio de Burgos con mayor extensión de lavanda.
Ribera
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Pese a las
dificultades, Miguel es un gran defensor de este producto aromático. "Es
un cultivo que a mí me gusta mucho porque es ecológico, no necesita
insecticidas ni sufre enfermedades, favorece la polinización de las abejas
(con lo que también ayuda a otros cultivos) y supone para los pueblos del medio
rural un recurso turístico. Además, apenas requiere cuidados y deja la tierra
limpia y enriquecida", resume.
Dicho esto preocupa
la bajada de precio. “Cuando empezamos con la lavanda y lavandín, hace
cuatro años, estaba a 36 euros el kilo de esencia. Ahora estamos a 16",
señala con la esperanza de que la tendencia se reconduzca en un corto o medio
plazo.
En el caso de
la lavanda, la plantación comienza a producir a los tres años. Después tiene
una vida media de 12 temporadas. "Cuando termina ese plazo, hay
que arrancar y dejar la tierra reposar durante uno o dos años".
Burgos
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lavanda, girasoles y amapolas de Burgos
En la
actualidad la cooperativa trabaja unas 2.200 hectáreas, entre cereal,
girasol, viñas y lavanda y lavandina. Además este año ha incorporado 18
hectáreas de espliego, un cultivo prometedor y “un poco más resistente”. “En
teoría vale más y sale mejor esencia y es un poco más rústico”, sostiene.
Analizando la
situación general, la inquietud es palpable. “Aunque el vino se lleve la
fama, en la provincia de Burgos somos principalmente cerealistas y eso
se ve en el número de hectáreas: 18.500 de viñedo frente a 394.000 del cereal y
ahí los precios son cada vez más bajos. Un kilo de cebada, por ejemplo, nos
cuesta producirlo 0,25 y nos lo pagan a 0,20; es decir, por cada kilo perdemos
5 céntimos, que es lo que paga Europa, y así estamos, con limosnas y, me temo,
sin mucho futuro”.
Cebrecos
lamenta además “el afán desmedido de grandes bodegas, muchas llegadas
de La Rioja”, una denominación de Origen que está valorando ya el arranque
del viñedo para producir menos y aumentar el valor.
Ribera
Y así el vino ha logrado reconquistar el consumo. Una
pista: los blancos son el nuevo comodín
Esta nueva
tendencia, advierte, está afectando ya a esta cooperativa de Caleruega que
tiene su origen en el año 1960. “Este año hemos perdido 200 hectáreas y todo
apunta a que caerán más”, vaticina. La cooperativa está formada por 300
socios, pero como en la década de 1960 la mayoría emigró a las grandes ciudades
o a Aranda las tierras quedaron a cargo de unos pocos trabajadores. «A día de
hoy somos tres y una persona a media jornada en administración. A ellos les
llega la renta según los beneficios», detalla.
Campo de ensayo
Con una
inversión superior a los 600.000 euros y 228 hectáreas plantadas, la
cooperativa del Campo posee la mayor extensión de lavanda de la provincia de
Burgos. Por este motivo ha sido elegida por el Instituto Tecnológico
Agrario de Castilla y León (ITACYL) para llevar a cabo un
interesante proyecto de investigación para testar en siete hectáreas de terreno
otras siete variedades aromáticas: matricaria, espliego, orégano,
mejorana, tomillo y salvia. “Por ahora es pronto para ver resultados;
hay que esperar”, afirma al recordar que como la lavanda, estas variedades
necesitan un ciclo de guarda de 3 años desde que plantas hasta que cosechas.
“No está siendo un año fácil”
A la bajada de
precios se une este año un clima alocado en el que ha habido mucha agua, pero
también heladas importantes y hasta pedrisco. “Aquí nos afectó tanto el
hielo como el granizo a una zona de cereal y en la viña a un 30%, pero la
lavanda se libró porque estaba sin brotar. La verdad es que no está siendo un
año fácil y con este llevamos tres”.
Y aunque el
año ha sido especialmente lluvioso, este agricultor no duda: “por mucho que
llueva en enero, febrero o marzo, es en mayo cuando nos jugamos la
cosecha y no ha llovido mucho”, señala a sabiendas de que, si bien la
intensa lluvia viene muy bien para paliar la sequía, también favorece la
proliferación de malas hierbas. “En el caso de la lavanda, el principal cuidado
es tener a raya las malas hierbas. Aquí las quitamos con un
cultivador especial y luego con azada a mano. No queda otra”, termina.
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